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     La polilla del tomate, conocida científicamente como Tuta absoluta, es una plaga devastadora que afecta a los cultivos de tomate en todo el mundo. Originaria de América del Sur, esta pequeña polilla ha logrado expandirse a nivel global debido a su alta capacidad de reproducción y su resistencia a los insecticidas. En este artículo, exploraremos más a fondo los detalles de la polilla del tomate, sus efectos en los cultivos y las medidas que se están tomando para combatirla.


    I. Descripción y ciclo de vida de la polilla del tomate

    La polilla del tomate es un insecto que pertenece a la familia Gelechiidae. Mide aproximadamente 8 mm de longitud y su cuerpo presenta un color amarillo pálido con puntos negros en las alas. Su ciclo de vida consta de cuatro etapas principales: huevo, larva, pupa y adulto. Las hembras adultas ponen sus huevos en las hojas de las plantas de tomate, y las larvas emergentes se alimentan de los tejidos vegetales, causando daños significativos a las hojas, tallos, flores y frutos.

    II. Daños causados ​​por la polilla del tomate

    La presencia de la polilla del tomate en los cultivos puede tener efectos devastadores. Las larvas se alimentan del tejido vegetal, dejando galerías y agujeros en las hojas, tallos y frutos del tomate. Estos daños debilitan la planta y reducen su capacidad de producción. Además, las larvas también pueden transmitir enfermedades vegetales, como bacterias y hongos, a través de sus excrementos, lo que agrava aún más los problemas en los cultivos.

    III Medidas de control y prevencion

    Dado el impacto negativo de la polilla del tomate en los cultivos, es crucial implementar medidas de control y prevención adecuadas. Aquí se presentan algunas estrategias efectivas:

    • Utilizar material de plantación exento de la plaga.
    • Utilizar cerramientos con mallas de calidad para impedir la entrada del exterior.
    • Eliminar foliolos, brotes y frutos dañados.
    • Levantar las plantaciones y restos de cultivos evitando la dispersión de la plaga.
    • Dejar pasar 6 semanas desde que se limpian los restos de una plantación y que se realiza un nuevo trasplante.
    • Se dará un tratamiento previo al arrancar el cultivo dañado con un producto fitosanitario adulticida y otro larvicida.
    • Solarización o colocación de plástico (mínimo 2 semanas) para el control de las pupas existentes en el suelo